Ronda un gato persa por mis sueños
hablándome de muerte y de amor
me ve como a ese viejo príncipe del dolor
al que el tiempo convirtió en piedra el corazón.
En la planta decimotercera
se coló el diablo en mi ascensor
no supe quién era hasta que me habló
con esa extraña melodía de su voz:
“cuando tú quieras yo te puedo desvelar
lo que te espera en el más... en el más allá”.
Hay un hombre bueno en el camino
que me ofrece vino y conversación
alguien le habrá dicho que voy sin dirección
y que llevo varias siglos perdido
“A ver amigo, ¿Cuándo vas a madurar?
Estás hundido y no ves más... no ves más allá”.
Hazle caso al perro asirio y pon mucha atención
porque el cielo manda avisos en forma de delirios
pero a veces tienen forma de canción
“Y nunca se sabe cuando te puede llegar
algún mensaje desde el más... desde el más allá”
Lápido sigue siendo imprescindible
hablándome de muerte y de amor
me ve como a ese viejo príncipe del dolor
al que el tiempo convirtió en piedra el corazón.
En la planta decimotercera
se coló el diablo en mi ascensor
no supe quién era hasta que me habló
con esa extraña melodía de su voz:
“cuando tú quieras yo te puedo desvelar
lo que te espera en el más... en el más allá”.
Hay un hombre bueno en el camino
que me ofrece vino y conversación
alguien le habrá dicho que voy sin dirección
y que llevo varias siglos perdido
“A ver amigo, ¿Cuándo vas a madurar?
Estás hundido y no ves más... no ves más allá”.
Hazle caso al perro asirio y pon mucha atención
porque el cielo manda avisos en forma de delirios
pero a veces tienen forma de canción
“Y nunca se sabe cuando te puede llegar
algún mensaje desde el más... desde el más allá”
Lápido sigue siendo imprescindible